Siete años atrás, en 2007, conocí a Morning Musume. En ese entonces, yo no estaba familiarizada con el mundo musical japonés y mucho menos con el concepto idol, por lo que hubo muchas cosas que no podía entender del grupo. En medio de tanta época, tantas canciones y tantas integrantes que parecían ir y venir en las distintas portadas de los singles, me dediqué a aprender acerca del grupo para poder comprender mejor dónde estaba parada.
A pesar de que al principio quedé fascinada con la Era Dorada, en la alineación de aquel momento había una integrante que me llamaba la atención. La chica que tenía fama de ser linda, pero una pésima cantante: Michishige Sayumi.
En el momento en que decidí convertirme en su fan e ingenuamente pensé en verla crecer y llegar a la cima del éxito, nunca pensé que ese anhelo pudiera hacerse realidad, ni que Sayumi pudiera llegar a convertirse en un personaje tan único, emblemático, importante y legendario para Morning Musume. Muchos quieren y creen que cada chica tendrá la oportunidad de brillar, pero lo cierto es que no todas lo consiguen. Sayumi lo consiguió en grande y me siento profundamente agradecida y feliz de poder decir que he visto a mi idol convertirse en un gran personaje.
Pero no se trata solo del éxito, sino también del camino recorrido, de los fracasos, de las dificultades y, por sobre todo, del enorme cambio y progreso que tuvo como idol y como persona. Creo que no me equivoco si digo que Sayumi es la chica que más creció, evolucionó y mejoró en toda la historia del grupo. Precisamente el hecho de ver el video de su audición 12 años atrás y ver cómo esa chica tímida y torpe que ni siquiera modulaba bien fue capaz de convertirse en lo que es hoy en día, es lo que me hace sentir que Sayu es inigualable y que hay en ella una verdadera trabajadora.
El día de hoy vi el concierto de graduación más emotivo que haya visto jamás, y el único que me he llorado a más no poder. Siempre supe que la única graduación que realmente significaría algo para mí sería la de Sayumi, y así fue. Pero, a pesar de lo emotivo y de la inevitable tristeza de verla partir, no me siento deprimida, ni derrotada, ni planeo dejar de seguir al grupo, al contrario, me siento feliz de haber podido verla hasta el final y ver cómo su legado deja huellas en el grupo luego de su partida.
A partir de mañana las cosas serán muy distintas para mí. La idol a la que seguí por mucho tiempo ya no estará, vendrá una nueva y el ambiente del grupo de seguro cambiará, pero, sea como sea, seguiré viviendo los cambios que tengan, pues eso es lo que hace a Morning Musume un grupo tan especial.
Estoy feliz de haber llorado tanto como pude y de haberme desahogado de toda la pena que venía sintiendo desde hace ya tiempo, pero me siento preparada para ver lo próximo que se le viene al grupo y al conglomerado, y espero seguirlos por muchísimo tiempo más.
A Sayumi solo me queda agradecerle por haber sido parte de mi vida por tantos años y por haberse convertido en mi inspiración. También, por demostrarle al fandom que ser una buena cantante no es lo único que hace a una idol, y que siempre hay que sacar lo mejor de cada persona.
Por 12 años de trabajo y diversión. ¡Gracias, Sayumi!